viernes, 11 de diciembre de 2009

194.- Pájaros de celulosa

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A Carla con cariño
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Pajaritas. Miles de pajaritas de papel de colores, y en todos los tamaños, poblaban la mesa, las sillas y el aparador; invadían la estantería; se las podía encontrar por el suelo del pasillo; en la cocina; el baño; y también en el dormitorio, por encima de la cama. Aquella colección de aves de celulosa, existía gracias a las manos de Daniel, que vivía bajo la protección de servicios sociales en una casa de acogida.
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De ventana a ventana, Daniel se hizo mayor, pegado al cristal, observando los pájaros que revoloteaban. Por culpa de unos padres de pensamiento arcaico, no si fue a la escuela. Lo sacaron pronto debido a las bromas de algunos niños maliciosos y maleducados: “¿De qué te van a disfrazar tus padres para carnaval? ¿De pájaro bobo? “
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Lo poco que pudo aprender lo atesoró en su mente, que creció libre. Años después, con sus padres ya fallecidos, fue a parar a una casa de acogida. Su cuidado le correspondió a un matrimonio anciano, que no sabiendo que hacer con él —Daniel no hablaba prácticamente con nadie—, se limitaron a darle papel y colores, con la esperanza de que se entretuviera dibujando. Fue entonces que comenzó aquella apasionada colección.
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La primera pajarita la hizo inseguro, rememorando el día en el que en la escuela le enseñaron. Para ella escogió un papel de un blanco hiriente, que rompió dibujándole unos ojos, y una vez terminada se la regaló a los viejos. Cinco minutos después hizo la segunda. Tomó un color azul cielo con el que emborronó la hoja, le dio forma, y la colocó junto a la ventana. Así una tras otra, fue llenando la casa. Le consiguieron papeles de colores y cartulinas. El desparpajo al hacerlas era tal, que cuando se quedaba sin suministros, las hacía con cualquier cosa. Las había de papel de periódico; de envolturas de caramelos; de papel de aluminio; livianas y diminutas, de papel de fumar; incluso de papel moneda sobre un gran globo terráqueo.
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Sentía tanto placer, que no pusieron freno a su creatividad obsesiva, de ahí que en poco tiempo convirtieran la casa en una gran jaula sin barrotes que todo el mundo visitaba.
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autora: Carmen Rosa Signes, del blog El libro de Monelle
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12 comentarios:

xaruga dijo...

Buen cuento, Rosa. Aunque más que un cuento sea una tragedia. La discapacidat tambien acaba adquiriendo capacidades. Ellos tambien necesitan afirmarse en alguna cosa i sentirse superiores en algo. Cuando lo logran, son los mejores. Su reiterada obsesión les hace perfeccionistas hasta extremos insospechados. Os hablo desde una experiencia que vivo a diario.

bajoqueta dijo...

Unos pájaros geniales a los que daba vida cada día. Un cuento entrañable Rosa :)

Pep dijo...

Un buen relato, y creo que a veces vivimos en un mundo en el que ignoramos muchas realidades, y sino observad estos dias.
Vereis cuanta "felicidad" invade nuestras ciudades.

JJMiracle dijo...

No hay que cortar las alas a la creatividad. Un buen relato.

Elfreelang dijo...

Conte agredolç ....però molt tendre també...dins de la seva incomunicació amb el món almenys va poder trobar un sentit fent "pajaritas" creant ...

Pilar dijo...

Tu cuento me ha enternecido y tambien me ha hecho pensar que en nuestro interior, sea cual sea la experiencia que vivamos, somos libres.
La muestra en tu relato son las pajaritas de papel a las que segurament tu personaje seguía en su "vuelo".
He disfrutado con tu creatividad y con la del rotagonista tan especial reflejado en tu cuento.
Felicidades!

senga dijo...

...Xaruga...i es nota de què parles...i m'agrada això que dius ...la discapacitat acaba adquirind capacitat de...i és que en aquest món que sembla imperfecte sort tenim d'aquesta inperfecció...és com un crit d'alerta per aquest orgull humà que no ens deixa veure amb els ulls del cor.
EL CUENTO ME HA EMOCIONADO I ÉS TAN BONITO PODER IMAGINAR LA CASA LLENA DE COLORES DE PAJARITAS...HUBO UN TIEMPO EN QUE MIS HIJAS HACIAN DIFERENTES ANIMALES I TENIAMOS MUCHOS I REGALABAMOS...

Carmen Rosa Signes dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios, me alegra que os haya gustado. Xaruga, estoy contigo, yo también he conocido cómo desde la discapacidad (ésta casi siempre es injustamente recalcada), todo se puede superar. Muchas veces, en ocasiones, el problema no lo tienen las personas que la padecen, sino los que lo observamos, que bien por educación o falta de ella, nos dejamos llevar por los estereotipos, sin tener en cuenta que cada individuo es un mundo, y que todos podemos superar cualquier cosa.
Abrazos.

Marta dijo...

Un cuento muy poético, imaginaba que el chico atado a la obviedad volaba a otros mundos gracias a todas sus pajaritas.

Garbí24 dijo...

Una tasca a fer, un ideal, una afició o qualsevol vocació pot esdevenir una teràpia per qui ho necessiti i ajudar-lo a viure...que es de lo que es tracta.

kweilan dijo...

Molt bonic. M'ha agradat!

Carmen Rosa Signes dijo...

Gracias nuevamente, es grato saber que ha gustado, un honor.
Abrazos.