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Tras dejar al último cliente en su destino, amodorrado, solo y con el taxímetro desconectado, regresa a casa por la carretera sinuosa después de una dura jornada. Curiosea por el retrovisor interior y encuentra sorprendido las pupilas de una señora enlutada que lo observan fijamente desde los asientos de atrás. Se frota los ojos, mira de nuevo por el retrovisor y comprueba que la señora continúa acechándolo con la mirada. Sin perder los nervios, pregunta justo antes de la curva:
Tras dejar al último cliente en su destino, amodorrado, solo y con el taxímetro desconectado, regresa a casa por la carretera sinuosa después de una dura jornada. Curiosea por el retrovisor interior y encuentra sorprendido las pupilas de una señora enlutada que lo observan fijamente desde los asientos de atrás. Se frota los ojos, mira de nuevo por el retrovisor y comprueba que la señora continúa acechándolo con la mirada. Sin perder los nervios, pregunta justo antes de la curva:
- ¿A dónde?
- Todo recto, hacia el precipicio- responde la mujer, agarrándose con fuerza a la guadaña.
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autor: Víctor Lorenzo, del blog Realidades para lelos
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7 comentarios:
Taxistes...no mireu el retrovisor...
Aquí tambien aplica eso de que el cliente SIEMPRE tiene razón? o lo de que quien paga MANDA?
Muy buen "relatillo". Breve e incisivo.
Tan bueno como siempre.
Me gusta.
Luguca
Dóna mal rotllo! Però m'agrada molt.
Gràcies Víctor!
¿Alguna vez habéis visto la sombra gris de la Muerte? Sobrevuela en círculos, ancha y vaporosa, sobre los lugares grandes del dolor...
Todo esto es para no soltar un taco.
Corto pero intenso.
Un conte genial! genial!
Gràcies a tots pels vostres comentaris i disculpeu el retard. La setmana de sant Jordi m'és sempre una mica embolicada. Si en voleu més, passeu pel meu blog, al peu del conte. Una abraçada.
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