Ignacio Calderón tenía una peculiaridad. Podía reconocer a distancia cualquier fragancia. Así iba por la calle y decía, allá va un Ivonne. O bien comentaba hoy me topé con un Klauss en la cafetería.
Su habilidad le había ganado un puesto en su oficina, donde sus compañeros y compañeras de trabajo ponían a desafío su olfato. No importaba si fumaban o mezclaban dos o tres aromas distintos. El siempre lograba dar con la fragancia inicial.
Un día este don lo condujo a una cita con la nueva oficinista del piso seis. Una delicada pelirroja esculturalmente dotada. Ignacio movió sus piezas y fue muy precavido. Antes de regresar a su casa cuidó de cambiar su ropa, lavarse la cara, las manos y no llevar ninguna seña de su cita clandestina.
Llegó a su casa, cenó con su esposa y fue al cuarto de su hija para leerle un cuento como todas las noches. Al verla con los ojos cerrados y creyéndole ya dormida se dispuso a retirarse cuando Iris su hija le preguntó: ¿Papá cómo se llama ella? Recuerda que éste, es un don familiar.
Autor: Álvaro Arrivillaga
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11 comentarios:
Coño con el don familiar...que problemón, abrà qie estarse quieto...
Iba a soltar lo mismo que garbi24, pero ya no hace falta.
Con un don familiar como este no te hacen falta enemigos, los tienes en casa. Un cuento original y con un final sorprendente.
Un don bueno para unas cosas y malo para otras, en este caso se le volvió en contra.
Muchas gracias por el cuento Álvaro :)
Tanto como nos gusta que los niños se parezcan a nosotros!...
Una historia que huele a adulterio. ¡Ojo con las pituitarias en pleno desarrollo!
Luguca
Un don hereditario... "Quien a los suyos parece, honra merce" Un cuento original.
¡Vaya con la niña! Sería muy útil en una partida de caza.
..,y si la realidad siempre supera la ficción...tenemos que la telepatia sucede muy amenudo i en todas las familias...solo hay que afinar un poco la sensibilidad personal i...ya está...gràcias.
Uy! Le pilló la genética...
"Cria cuervos,
y te sacarán los ojos"
Está muy bien el cuento Álvaro.
Lo único que no se olió es que su hija se oliera algo, jajaja.
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