Que el semáforo de la calle que daba entrada al pequeño pueblo donde vivía David se pusiera en rojo cada vez que él regresaba había dejado de extrañarle. De hecho, se había convertido casi en un ritual, en una parada obligada que le permitía reflexionar algo menos de un minuto.
Pero, a pesar de las prisas que solía llevar, no era ese alto en el camino lo que verdaderamente le enojaba, sino el hecho de tener que esperar allí, justo debajo del piso donde vivía su antigua novia.
Después de tres años, David por fin logró cruzar el maldito semáforo en verde sin tener antes que frenar. Él no se percató, pero fue la primera vez que su ex se asomó al balcón… junto a su nuevo novio.
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autor: Daniel Sánchez, del blog Microrelatos a peso.
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13 comentarios:
Una casualidad que por fin le dejó avanzar de nuevo en su vida.
Gracias por el cuento Daniel :)
Pues le hubiera venido bien que estuviera en rojo, ver para olvidar
Así es la vida, al fin llega el dia en que tenemos superado el duelo y podemos dar el paso hacia adelante sin frenar.
Avanzar. Puede avanzar cuando ella por fin tiene un nuevo novio. Tal vez eran las energias de ella las que le frenaban.
Es verdad que el semáforo de la vida acaba por cambiar de color y pienso que muchas veces, cuando lo tenemos en verde y le vemos cambiar a ámbar, lo mejor es acelerar y no esperar a que se ponga en rojo.
Cuando eres libre vas siempre hacia adelante. Él, intuyó que lo era y no necesitó mirar atrás.
Me gusta la manera en que has sintetizado, diciendo mucho con lo que no escribes.
Felicidades!
Curioso como se relaciona tu personaje con el sistema de còdigos y simbolos del semaforo. Feliciades por el relato
Buena historia!
...buena historia por decir tanto en tan pocas palabras...no sabia porqué después de separar-me busqué novio enseguida...claro està...las energias se mueven de formas muy sutiles y, a veces,no és fàcil dejar i cerrar ciclos...
Buen cuento, semàforo inteligente
Un cuento muy visual. Me gusta.
Luguca
Hombre, por fin Daniel se animó. Estuvo bien el micro, un tanto metafórico. Aunque para olvidar, nada mejor que toparse de morros contra la realidad.
Un saludo, Daneil.
Felicitats. Un bon conte.
Teresa Solé
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